La experiencia de
ver a Rush en directo para los que somos especialmente devotos es
algo para lo que las palabras se quedan cortas, ya que vivimos su
música y sus letras de una manera, por pedante que pueda resultar
decirlo, casi espiritual.
No hay concierto al que uno vaya a ver al
genial trío canadiense en el que durante el día anterior o la
mañana previa al espectáculo no se encuentre con otros fans por la
calle que por el simple hecho de llevar una camiseta del grupo te
saluden con complicidad como si formaras parte de una hermandad
especial (por no hablar de las charlas en los momentos previos al
concierto ya en el propio recinto).
Dicho esto, y con la
imposible tarea de dejar un poco de lado la pasión que menciono, lo
visto en el Ziggo Dome de Amsterdam, un pabellón de reciente
construcción y que como pudimos comprobar es un lugar idóneo para
grandes conciertos, con una acústica de primera y de fácil acceso,
fue un espectáculo sobresaliente para todo tipo de fans o asistentes
casuales.
La euforia que se
dispara al apagarse las luces y ver el primer video cómico en el que
nuestros héroes aparecen siendo ensamblados como las máquinas de
precisión que luego demuestran ser en el escenario, no es nada
comparable a lo que se vive cuando Geddy Lee ataca la intro de
teclados de “Subdivisions”, un himno en toda regla que nos pone
la piel de gallina y nos hace cantar a pleno pulmón una de las
geniales letras de Peart con las que todos aquellos que le hemos
prestado atención nos hemos sentido identificados.
Para esta gira han
decidido rescatar varios temas de su etapa de los ochenta más
dominada por los sintetizadores, haciendo especial hincapié en
“Power Windows” del que sonaron en la primera parte del set “The
big money”, “Grand designs” y “Territories”, ganando en
potencia sobre todo merced a un Lifeson que endurece los riffs,
especialmente en “Force ten” de “Hold your fire”.
Pese a que en su
anterior gira desgranaron por completo “Moving pictures”, en
algunos de los conciertos rescatan “Limelight” (por primera vez
en mucho tiempo no están girando con un setlist único, sino que
intercalan algún cambio entre fecha y fecha), del que poco podemos
decir a estas alturas, sonó a gloria. Lo mismo para uno de
esos clásicos menos recurrentes como “The analog kid”, otro de
los momentos álgidos de “Signals” (un disco especial para muchos
fans y que supuso un giro importante en la carrera del grupo).
“Bravado” de “Roll the bones” ponía el primer toque emotivo
y la instrumental “Where’s my thing?”,
del mismo disco,
fue presentada esta vez con una improvisación de Lee mientras
Lifeson marcaba insistentemente el ritmo inicial, apareciendo Peart a
la mitad con la primera novedad de la noche: en esta ocasión dividió
su habitual solo en una parte acústica durante este tema y otra con
el kit electrónico más avanzada la velada precediendo al clásico
de “Grade under pressure”, “Red Sector A”. Tras “Far cry”,
donde hacían aparición los primeros fuegos de artificio, se cerraba
el primer set.
Después de un
descanso de quince minutos, llegaba la parte realmente nueva del
show, algo histórico en la carrera del grupo ya que hasta ahora
siempre habían actuado sólo como trío: La presencia de una sección
de cuerda integrada por ocho músicos para dar vida a los arreglos de
su última obra, “Clockwork angels”, por la que apostaron fuerte
en la segunda parte del concierto con la inclusión de nada menos que
nueve de los doce temas que lo componen (algo similar a lo que
hicieron con “Snakes & arrows”). Para quitarse el sombrero
ante un grupo cuyo debut está a punto de cumplir cuarenta años y
podría vivir sólo de sus grandes éxitos.
El repaso comenzaba
con “Caravan”, uno de los dos temas nuevos que salieron en el
single de adelanto que ya tocaron en su anterior gira y en el que
unas enormes columnas de fuego daban comienzo a la parte más visual.
El tema título fue sin duda uno de los momento álgidos, tanto en lo
musical como en la parte espectacular de pirotecnia y luces.
Una tras
otra fueron sonando con fuerza y convicción temas como “The
anarchist”, “Carnies”, la melódica y comercial “The
wreckers”, la brutal y de ecos clásicos “Headlong flight” (con
su auto homenaje a “Bastille day”) ovacionada especialmente por
el público y en la que el grupo echaba toda la carne en el asador.
Y
como colofón, el momento más mágico de la noche, la deliciosa,
emotiva y presentada como una de sus favoritas por Lee, “The
garden”, con un inicio que era imposible que no emocionara a todos
los allí presentes y en la que brillaron como en ningún otro tema
los arreglos de cuerda, Lee impecable al bajo, y Lifeson haciendo los
arreglos de teclados previos a su emotivo y maravilloso solo, todo
aderezado con las proyecciones de la pantalla gigante tras Peart y
otras diez que se descolgaban como si de las ramas de un árbol se
tratara entre los grandes juegos de luces…lo dicho, pura magia y
uno de esos temas que quedaran grabados en los oídos y retinas de
todo aquel que lo haya vivido.
Y aprovechando la
presencia de la sección de cuerda y una vez cerrado el capítulo del
último disco, nada mejor que volver de nuevo a “Power windows” y
rescatar “Manhattan Project” cuya versión en estudio tenía
arreglos orquestales, épico.
Tocaba la segunda parte del solo
de Peart con el kit eléctrico que daba paso a “Red sector A” y
después dos clásicos con mayúsculas en forma del deleite
instrumental de “YYZ” y el discurso siempre vigente de ” The
spirit of radio”.
Para los bises no
podía faltar la imprescindible y fija “Tom Sawyer” con la que
una vez más acompañamos a Peart en su preciso baqueteo haciendo
“air-drumming” (si es que tal expresión existe) y para rematar
la velada las dos primeras y la última parte de “2112” donde
todo el mundo se dejaba los puños en el aire como si la vida les
fuera en ello coreando los “Eh!” que nos marcaba Lee.
Y así, con una
imborrable sonrisa de satisfacción, sabiéndonos testigos de algo
que no olvidaríamos y un último sketch con nuestros héroes
haciendo el gamberro en pantalla, enfilamos hacía la zona de
merchandising para dejarnos con gusto unos buenos euros en
memorabilia. Dos días después tocaría volver a disfrutarlos en
Colonia y con algunos cambios en el set, pero esa es otra historia.
Albytor
Amsterdam:
Set 1
- Where's My Thing? (Con solo de batería acústica)
Set 2
- Solo de batería eléctrica
Bises:
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