NOVEDADES: RUSH "EUROPEAN TOUR 2013" AMSTERDAM



La experiencia de ver a Rush en directo para los que somos especialmente devotos es algo para lo que las palabras se quedan cortas, ya que vivimos su música y sus letras de una manera, por pedante que pueda resultar decirlo, casi espiritual.

 No hay concierto al que uno vaya a ver al genial trío canadiense en el que durante el día anterior o la mañana previa al espectáculo no se encuentre con otros fans por la calle que por el simple hecho de llevar una camiseta del grupo te saluden con complicidad como si formaras parte de una hermandad especial (por no hablar de las charlas en los momentos previos al concierto ya en el propio recinto).

Dicho esto, y con la imposible tarea de dejar un poco de lado la pasión que menciono, lo visto en el Ziggo Dome de Amsterdam, un pabellón de reciente construcción y que como pudimos comprobar es un lugar idóneo para grandes conciertos, con una acústica de primera y de fácil acceso, fue un espectáculo sobresaliente para todo tipo de fans o asistentes casuales. 

La euforia que se dispara al apagarse las luces y ver el primer video cómico en el que nuestros héroes aparecen siendo ensamblados como las máquinas de precisión que luego demuestran ser en el escenario, no es nada comparable a lo que se vive cuando Geddy Lee ataca la intro de teclados de “Subdivisions”, un himno en toda regla que nos pone la piel de gallina y nos hace cantar a pleno pulmón una de las geniales letras de Peart con las que todos aquellos que le hemos prestado atención nos hemos sentido identificados.


Para esta gira han decidido rescatar varios temas de su etapa de los ochenta más dominada por los sintetizadores, haciendo especial hincapié en “Power Windows” del que sonaron en la primera parte del set “The big money”, “Grand designs” y “Territories”, ganando en potencia sobre todo merced a un Lifeson que endurece los riffs, especialmente en “Force ten” de “Hold your fire”.

Pese a que en su anterior gira desgranaron por completo “Moving pictures”, en algunos de los conciertos rescatan “Limelight” (por primera vez en mucho tiempo no están girando con un setlist único, sino que intercalan algún cambio entre fecha y fecha), del que poco podemos decir a estas alturas, sonó a gloria.  Lo mismo para uno de esos clásicos menos recurrentes como “The analog kid”, otro de los momentos álgidos de “Signals” (un disco especial para muchos fans y que supuso un giro importante en la carrera del grupo). “Bravado” de “Roll the bones” ponía el primer toque emotivo y la instrumental “Where’s my thing?”, 

 del mismo disco, fue presentada esta vez con una improvisación de Lee mientras Lifeson marcaba insistentemente el ritmo inicial, apareciendo Peart a la mitad con la primera novedad de la noche: en esta ocasión dividió su habitual solo en una parte acústica durante este tema y otra con el kit electrónico más avanzada la velada precediendo al clásico de “Grade under pressure”, “Red Sector A”. Tras “Far cry”, donde hacían aparición los primeros fuegos de artificio, se cerraba el primer set. 


Después de un descanso de quince minutos, llegaba la parte realmente nueva del show, algo histórico en la carrera del grupo ya que hasta ahora siempre habían actuado sólo como trío: La presencia de una sección de cuerda integrada por ocho músicos para dar vida a los arreglos de su última obra, “Clockwork angels”, por la que apostaron fuerte en la segunda parte del concierto con la inclusión de nada menos que nueve de los doce temas que lo componen (algo similar a lo que hicieron con “Snakes & arrows”). Para quitarse el sombrero ante un grupo cuyo debut está a punto de cumplir cuarenta años y podría vivir sólo de sus grandes éxitos.

El repaso comenzaba con “Caravan”, uno de los dos temas nuevos que salieron en el single de adelanto que ya tocaron en su anterior gira y en el que unas enormes columnas de fuego daban comienzo a la parte más visual. El tema título fue sin duda uno de los momento álgidos, tanto en lo musical como en la parte espectacular de pirotecnia y luces.

 Una tras otra fueron sonando con fuerza y convicción temas como “The anarchist”, “Carnies”, la melódica y comercial “The wreckers”, la brutal y de ecos clásicos “Headlong flight” (con su auto homenaje a “Bastille day”) ovacionada especialmente por el público y en la que el grupo echaba toda la carne en el asador.


 Y como colofón, el momento más mágico de la noche, la deliciosa, emotiva y presentada como una de sus favoritas por Lee, “The garden”, con un inicio que era imposible que no emocionara a todos los allí presentes y en la que brillaron como en ningún otro tema los arreglos de cuerda, Lee impecable al bajo, y Lifeson haciendo los arreglos de teclados previos a su emotivo y maravilloso solo, todo aderezado con las proyecciones de la pantalla gigante tras Peart y otras diez que se descolgaban como si de las ramas de un árbol se tratara entre los grandes juegos de luces…lo dicho, pura magia y uno de esos temas que quedaran grabados en los oídos y retinas de todo aquel que lo haya vivido.

Y aprovechando la presencia de la sección de cuerda y una vez cerrado el capítulo del último disco, nada mejor que volver de nuevo a “Power windows” y rescatar “Manhattan Project” cuya versión en estudio tenía arreglos orquestales, épico.

 Tocaba la segunda parte del solo de Peart con el kit eléctrico que daba paso a “Red sector A” y después dos clásicos con mayúsculas en forma del deleite instrumental de “YYZ” y el discurso siempre vigente de ” The spirit of radio”.

Para los bises no podía faltar la imprescindible y fija “Tom Sawyer” con la que una vez más acompañamos a Peart en su preciso baqueteo haciendo “air-drumming” (si es que tal expresión existe) y para rematar la velada las dos primeras y la última parte de “2112” donde todo el mundo se dejaba los puños en el aire como si la vida les fuera en ello coreando los “Eh!” que nos marcaba Lee.

Y así, con una imborrable sonrisa de satisfacción, sabiéndonos testigos de algo que no olvidaríamos y un último sketch con nuestros héroes haciendo el gamberro en pantalla, enfilamos hacía la zona de merchandising para dejarnos con gusto unos buenos euros en memorabilia. Dos días después tocaría volver a disfrutarlos en Colonia y con algunos cambios en el set, pero esa es otra historia.
Albytor

Amsterdam:
Set 1
Set 2
Bises:

  

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