KING'S X "Gretchen goes to Nebraska" + "Faith Hope Love"


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Si hiciéramos una encuesta entre los fans de King’s X, seguramente el segundo disco del grupo, “Gretchen goes to Nebraska”, sería el  que más votos se llevaría.

 La importancia de este disco en la carrera del grupo (para bien y, desgraciadamente, para mal) y el perfeccionamiento de lo que ofrecieran en su debut, marcó su carrera.

Todavía a día de hoy es complicado definir la propuesta del trío americano, en el año 1989 era imposible. No eran hard rock, ni heavy metal, ni rock progresivo…eran “simplemente”, King’s X.  

Es “Gretchen goes to Nebraska” uno de esos discos que se escuchan con gusto de principio a fin, en el que todos los temas aportan y suman al conjunto.

 “Out of the silent planet” (nombre que llevaba el que fuera su disco debut) abre el disco con unos arreglos iniciales de sitar que dan paso al personal sonido de Pinnick marcando con su bajo la mística melodía que replica el no menos inconfundible e inimitable Ty Tabor con su guitarra, sumamos la sólida base que añade Gaskill con su batería y el juego que dan las voces de Pinnick (negra, profunda, soul ) y de Tabor (melódica, llena de ecos Beatles) y nos da  la esencia básica del trío.

 Algunos de los temas aquí presentes han pasado a ser parte de sus conciertos obligatoriamente, y es que es imposible resistirse al netamente rockero y directo “Over my head” y tararear ese mágico “Music, music, I hear music…” o rendirse a la delicadeza de la preciosa “Summerland”, que en un mundo normal habría rendido a todos a sus pies y no sólo a músicos como Dimebag Darrell.

La frescura e imaginación de Tabor fluyen con una naturalidad sorprendente en “I’ll never be the same” asombrándonos con un desarrollo guitarrero atípico tanto en los riffs como en el solo, con un Pinnick dejándose la piel a la voz y unos coros como sólo ellos saben hacer, al igual que “Don’t believe it” en donde sacan todo el jugo posible a los juegos vocales entre los tres componentes (Gaskill es un apoyo básico en los coros).

 Otro de los momentos cumbre es “Pleiades”, con Tabor a la voz sumergiéndonos en una canción que abre con una lenta línea melódica que va intercalando con un riff potente hasta que llega la parte final con un hipnótico pasaje de esos que te hacen soñar.  

Uno de los aspectos que más debate 

generaron al principio de la carrera del grupo es el de sus creencias religiosas, el llamado rock cristiano siempre intentó captarles para su causa, ya que hay  un claro tono espiritual en algunas de sus letras, caso de “Mission”(otro de los grandes temas del disco) o la ya mencionada “Over my head”, si bien Pinnick siempre ha aprovechado este tema en directo para hablar más sobre la importancia del amor sobre los sentimientos religiosos de los que trata en la letra y que se basa en su relación con su abuela, una mujer profundamente religiosa. 

Pese a que la propuesta de King’s X era algo realmente diferente y con una calidad incuestionable, no había como venderlo y la falta de un público concreto a quien dirigir su música provocó que las ventas no fueran las esperadas y el grupo nunca consiguiera despegar pese a haber facturado un disco que marcó a muchos músicos que hablaban, y hablan, maravillas de ellos.

 El destino les condenó a ser un grupo de culto con un seguimiento tristemente minoritario, pero pese a todo han conseguido seguir adelante hasta día de hoy publicando casi siempre discos de gran nivel.

Albytor





EL APUNTE

La inclasificable gracia del trío de Springfield es precisamente esa, que no hay coño donde meterles o como se suele decir etiquetarles ¡Que se jodan los críticos! Y si, se les ha metido en el saco del metal alternativo...What coño is it??????, o el del progresivo...sinceramente Ty Tabor, Doug Pinnick y ese genio de las baquetas llamado Jerry Gaskill son mucho más que eso.

La música de la banda y sus discos están muy por encima de las etiquetas que a todos nos gusta poner, en este caso lo importante es disfrutar de jodidos discazos de Rock con mayúsculas, como en es el caso del tercer trabajo de la banda "Faith Hope Love" del año 90.

Aquí lo que realmente importa es la calidad de las canciones, y disfrutar cada vez que pinchas este puñetero artefacto de increíbles melodías (¿"Six Broken Soldiers" te parece poco?) que lo mismo parecen deudoras de los Beatles (Ese maravilloso "Mr Wilson"), como ponen la directa hasta el infierno y más allá con la cañera "Moanjam".

Temas hipnóticos a cual más genial ¿O no lo son "I cant help it o la alucinante "Faith Hope Love"?. 
Desde luego que no podría decantarme por una sola canción de éste mi álbum favorito de la banda, un disco en el que canciones como "We are finding who we are" o "Talk to you" marcan la pauta. 

Caído en Little Big Horn




Comentarios

  1. Felicidades por reivindicar a uno de los mejores y más infravalorados grupos de finales de los 80s. Estos dos discos son muy buenos, como casi tosa du discografia...incluso el X (uno de sus últimos trabajos en estudio) es altamente recomendable.
    Mi canción preferida del Gretchen es, sin duda, Summerland

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  2. La verdad es que son una banda maravillosa. Gracias por tus comentarios

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