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Bueno... algunos ya sabeis de qué va
este tío… o no. Al despiste, como siempre. Este culo inquieto
siempre nos depara sorpresas. Y, esta vez, toca volver a los
orígenes. Si, amigos, este señor se ha marcado un disco 70’s por
los cuatro costados. Nos alejamos de la experimentación, de los
minimalismos y de otras zarandajas que, la verdad, a veces empezaban
a aburrir. Echa mano de sus influencias… de esas influencias que le
adornaron en sus primeros tiempos, y se da un homenaje setentero. Muy
agradecidos, Sr, Wilson, algunos empezabamos a abusar de obras
maestras como “Selling England By The Pound”, “Close To The
Edge” o “Wish You Were Here” por su culpa. Y el abuso no es
bueno. Ahora, gracias a trabajos como éste, hay alternativas.
Wilson, que es alumno aventajado en
muchos aspectos, no solo musicales, sino técnicos y, además, un tío
modesto, se ha echado un socio de lujo para perfilar esta pequeña
maravilla que comentamos… un tal Alan Parsons. Seguro que a algunos
solo les suena del hipermachacado “Eye In The Sky”, pero a otros,
más técnicos como el Sr. Wilson, les sonará, y nunca mejor dicho,
de otros menesteres. Es el ingeniero de sonido de este disco.
Y otros colaboradores de lujo: Marco
Minneman, un sujeto que a punto estuvo de ser el recambio de Portnoy
en Dream Theater…. Theo Travis, un habitual colaborador de Wilson:
saxofones, flautas y demás instrumentos de viento… Jakko Jakszyk,
un hombre que ha sacado hace poco uno de los mejores álbumes
progresivos de los últimos tiempos, junto con Robert Fripp… en
fin, un elenco de artistas, si señor.
Vamos a desgranar lo que nos depara
esta caja de sorpresas:
LUMINOL – Un tema típicamente
prog-70’s, con una fuerte presencia de la sección rítmica, sobre
todo el bajo. Por momentos, sobre todo el principio, recuerda a
canciones de los Tree de hace algunos años, como esa “Tinto
Brass”, instrumental, que casi cerraba su magnífico “Stupid
Dream”, aunque a mitad del tema el octanaje baja y, con la voz de
Steven ya adornando, nos encontramos con algo distinto… más
reposado y cercano a sus últimos trabajos. A destacar esas
aportaciones de flauta (Theo Travis) y piano y, acercándonos al
final del tema, ese mellotron omnipresente, un artefacto que nos
recuerda con qué jugaban los grandes de esto del prog.
DRIVE HOME – Un acercamiento a los
Tree más clásicos… si amigos, a esos que a todos nos gustan. La
melancolía con un mellotron de fondo se lleva mucho mejor. Siete
minutos y medio para apagar la luz y acordarte de éso que pudo ser y
no fue….
THE HOLY DRINKER – Un poco de
prog-jazz-jam para empezar, virtuosismo (joer, cómo las gasta el
Travis aquí)… un tema que dará mucho juego en directo, porque es
para lucirse. Y ojito con el ramalazo hard del final del tema,
ramalazos que Wilson tampoco pierde de vista.
THE PIN DROP – Reminiscencias de los
mejores Génesis, casi parece que la guitarra de Hackett vaya a
recordarnos sus afiladas notas, y que Banks ande por allí también…
o Rutherford con su doce cuerdas. Si Gabriel se encargara de la parte
vocal de este tema, amigos, no podríamos pedir más.
THE WATCHMAKER – Y si de Génesis
hablábamos en el anterior tema, éste ya es de manual. Me recuerda a
cosas como la inmensa “The Musical Box”, o discos como “A Trick
Of The Tail”, donde Gabriel ya no estaba, pero su espíritu
sobrevolaba los surcos (esa flauta….). Doce minutos de dulces
sueños. Para mí, sin duda, el mejor tema de un disco que pone el
listón muy, muy alto.
THE RAVEN THAT REFUSED TO SING – El
tema que da título al álbum, y con el que se cierra, bien podría
haber formado parte de ese proyecto que Wilson tiene con Mikael
Akerfeldt, Storm Corrosion. Es más, el vídeo que ilustra la canción
es muy similar al de “Drag Ropes”, del disco de Corrosion: una
historia oscura, invernal, triste… un final muy adecuado para un
disco soberbio.
En general, me parece más un álbum de
Porcupine Tree que de Wilson… qué coño, ESTE es el álbum que los
Tree tendrían que sacar. Y si lo hubieran sacado en 1972, no sé de
qué estaríamos hablando...seguramente, de un clásico. Mucho de los
grandes de los 70. Mataría a quien fuera porque Wilson hubiera
convencido a Gabriel para ocuparse de la parte vocal. Si lo hizo, con
Parsons… por qué no con el Maestro ?
Quizá algún día…
Ritchie Moreno
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