NEIL YOUNG & THE CRAZY HORSE "Psychedelic Pill"



67 tacos recién cumplidos y el tío no descansa. Hace tan solo unos meses nos deslumbraba con un majestuoso disco de versiones clásicas arrancadas del suelo, de las mismas raíces del pueblo americano para sembrarlas a su manera, como siempre ha hecho desde mediados de los 60 y sorprendiendo a propios y extraños. Ahora, nuevamente Neil Young nos regala un pasaporte a su mejor rock con su banda al completo.

Cuando me enteré de que el canadiense publicaría otro disco pero con todos sus cuatreros juntos, ya imaginaba que si Young nos daba un dos por uno en un mismo año era porque algo grande tenía entre manos.

Hace unos días en una tienda de discos (obviamente) escuché por los altavoces lo que por narices tenía que ser un nuevo tema del nuevo disco de Neil Young, y me abalancé literalmente sobre la estantería en la que reposaba el doble cd "Psychedelic Pill".

El tema que sonaba se me ha quedado marcado a fuego como se le yerra a una res. Su estribillo, y una melodía silbada de lo más sibilina, no se irán tan fácilmente de mi cabeza. "Walk Like a Giant" es ese tema, una canción que para mi ya es un clásico de la discografía de Young y uno de los grandes temas de este 2012.

Pero "PS" empieza por otros derroteros más asombrosos, con una canción aún más valiente y con la que solo alguien con la suficiente personalidad de nuestro "Cowboy" canadiense es capaz de sacar adelante sin mostrar una arruga o mueca de duda en su curtido rostro.

"Drifftin' Back" es esa valiente de 28 minutos de duración. Poncho San Pedro y el propio Young dejan arrastrar los arpegios de sus guitarras al compás de los hipnóticos y sosegados ritmos de Bill Galbot y Ralph Molina (Bajo y Batería respectivamente) cabalgando los cuatro juntos por una sensacional "Jam Session" a la que no le falta el carácter que Young imprime a sus mejores letras, estrofas y estribillos. Todo ello con una tranquilidad y una sobriedad que asustaría si no estuviésemos hablando delante de un genio y de una de las mejores bandas de acompañamiento que han existido en la historia del Rock.
Con "Drifftin'Back" pareces estar atrapado en una "Jam" con la banda allá por el 69, contagiado por su aroma, su hedor de autenticidad.


"Psychedelic Pill" sirve para tomarnos un merecido respiro, aunque a medias señores, ya que tomamos contacto con un temazo de puro Rock Crazy Horse, con unos efectos en las guitarras que parecen aviones despegando del aeropuerto más cercano. Quizás alguno prefiera la "Bola extra" del disco, un remix más duro de la canción pero menos sucio y más directo, como si fuese extraído del cajón del "Rockin in the Free World".

El Neil Young de mirada densa regresa con la entrañable y larguísima "Rammada Inn". Un tributo a la amistad de ayer, hoy y siempre...y por qué no decirlo, un tributo a ellos mismos, y al sonido que les hizo grandes hace más de tres décadas.

Justo antes de terminar el primer disco, Neil a lomos de sus "Crazy Horse"· cabalga por las praderas de la tierra que le vio nacer hace 67 años. "Born in Ontario"es una cabalgada tranquila, trotando al son de sus raíces "Countries" que incluye un pequeño guiño irlandés en su final. No es una de las canciones más arrebatadoras del disco, pero uno se deja llevar mesmerizado por su melodía y su estribillo.


En el segundo disco Young va más al grano. Apuesta fuerte con "Twisted Road", rockera y directa; más melodías del mejor Rock americano de toda la vida, con cruces de camino con el mismo demonio de la mano, para vendernos su alma por un puñado de riffs y Rock and Roll...lo vuelve a conseguir, si, otro gran tema.

Más emotiva se pone la cosa con "She's Always Dancing", un tema para disfrutar de sus guitarras o de las voces de Poncho, Billy y Ralph Molina, que le hacen la cobertura perfecta a un Neil Young que vuelve a dar otra lección de Rock cantado con pasión y emoción. Lo que hizo grande en "Harvest" sigue estando presente en su nuevo disco.


"For the Love of Man" es una agradable balada antes de que la tormenta de Neil Young & The Crazy Horse nos coja por sorpresa como a un servidor. Y es que ya he hablado al principio de "Walk Like a Giant". Simplemente Neil Young durante catorce minutos resume con maestría más de cuarenta años de buena música, con un tema que solo ese señor es capaz de componer, grabar y cantar.

Si lo hace solo ya pinta bien, pero si le acompañan sus forajidos favoritos la cosa se pone mucho mejor. Definitivamente, uno de los discos de este 2012.

Caído en Little Big Horn




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